8/8/16

Conociendo al voluntariado: Julia


La ponencia que hoy presentamos tuvo lugar en Octubre de 2014, la voluntaria de Biblioteca Solidaria Julia Hernanz nos ofreció testimonio de su acción, consideramos interesante su intervención íntegramente: 


POTENCIACION SOCIAL DESDE LAS BIBLIOTECAS
 Programa Biblioteca Solidaria de Castilla-la Mancha.
 Octubre 2014

 Buenos días, ante todo agradecer a la organización de las jornadas la oportunidad que me ofrecen para contar mi experiencia como voluntaria en el programa Biblioteca solidaria de Castilla –La Mancha.


                        No se si todo el mundo llega a ser voluntario por casualidad, si uno nace o se hace voluntario, en mi caso las circunstancias me acercaron a este programa. Un día paso por la biblioteca para sacar un libro, veo un anuncio en el que se habla de que se puede ser voluntario del programa biblioteca solidaria, pregunto, pienso en lo es el programa, en lo que soy yo y compruebo que estamos hechos el uno para el otro, la otra en este caso. La siguiente circunstancia es que mi madre sufre, desde hace años una lesión cerebral, y ¿qué tiene esto que ver? Pues volvemos a las circunstancias o casualidades, ella pertenece a una asociación, esta asociación acude a leer la biblioteca, yo conozco a la asociación y a los afectados, pues ya tengo un punto de partida.

Empiezo a leer con estas personas con daño cerebral sobrevenido, sigo con discapacitados intelectuales, amplío con personas que están el la planta de salud mental del Hospital Virgen de la Luz de Cuenca, voy también a leer con las reclusas del centro penitenciario y leo una hora todos los jueves con un grupo de inmigrantes, minorías étnicas, exconvictos y exdrogodependientes.  Probablemente estaréis pensando: “esta mujer es que está muy desocupá” pues quizá tendréis razón, pero como dijo una compañera voluntaria alguna vez “ser voluntario engancha”. Por otra parte ser voluntario conlleva un punto de egoísmo porque siempre he dicho que siendo voluntario se recibe mucho más de lo que se da. Los colectivos con los que he trabajado me han aportado muchas cosas: diferentes maneras de pensar, independientemente del estado intelectual de cada persona, todo el mundo opina, todo el mundo saca conclusiones, todo el mundo es capaz de expresar gustos o disgustos, todos extraen conclusiones aunque a algunos, como es obvio, les cuesta más que a otros. A partir de las lecturas, muchos usuarios reviven tiempos pasados, recuerdan objetos hoy en desuso, profesiones antiguas o desconocidas, conocimiento de noticias pasadas, son capaces de comunicar pensamientos, opiniones, críticas, algunos son simplemente capaces de hablar, lo cual, en algunos casos, ya supone muchísimo.
                  

     
Partimos de la timidez, a veces, de la prevención, de la desconfianza o el desconocimiento y llegamos, a través de la lectura a la comunicación, al intercambio, al aprendizaje, a la risa, a la reflexión. Hay veces que basta con que aparezca una palabra o una idea en un texto para que se establezca un diálogo, algo impensable en algunos colectivos. También hay veces que mis deseos van más allá de la realidad, por qué no decirlo, sobreestimo las posibilidades de los usuarios o su motivación hacia la lectura, pero ver como personas ingresadas por un problema de salud mental me piden bibliografía sobre algún tema, o recomendaciones literarias; comprobar que usuarios con discapacidad intelectual recuerdan obras que han leído en el taller y además desarrollan gustos y preferencias de modo que dan opiniones sobre lo que quieren o no  quieren leer; ver personas despegadas de la lectura que de pronto te piden la fotocopia que acabamos de leer para reflexionar sobre ella, acaba con el posible desaliento temporal, si bien es verdad que todo, en el fondo frustración y entusiasmo todo ayuda al voluntario y al usuario también.

Para llegar al objetivo que perseguimos usamos todo tipo de materiales: fotocopias, yo a veces pienso que yo sola he talado ya toda la selva amazónica a base de fotocopiar, pero me estoy enmendando; libros con letra xl para las personas con visión reducida, libros de lectura fácil que hacen magníficas adaptaciones de clásicos de siempre y actuales, películas para apoyar los textos; es estupendo leer un libro y luego poder ir viendo la película porque además de fijar la historia se establecen muchas comparaciones entre el texto y la imagen del mismo en pantalla; power points de introducción y presentación de la lectura, mapas donde se siguen los itinerarios de lo personajes de las obras que leemos, revistas sobre las que hablamos, recortamos, pegamos y trabajamos, álbumes ilustrados, murales, todo material es poco y la imaginación y el entusiasmo de los trabajadores de la biblioteca, voluntarios y estudiantes de la universidad que vienen a hacer prácticas hace que la lista de materiales se amplíe con cada persona que de pronto llega y se le ocurre utilizar una cámara de vídeo, una pizarra, un ipad o un vaso de plástico.


La lectura amplía nuestro campo de acción y nuestras perspectivas y las de nuestros colectivos, así es que siempre que es posible, lo normal es que no nos quedemos en la biblioteca sino que salgamos a visitar museos y exposiciones, salimos a charlas y conferencias, leemos en la calle, leer las leyendas de Cuenca en los lugares en los que se desarrollan ha sido una experiencia preciosa. También nos relacionamos con otros colectivos como los universitarios o los socios de Ateneo de Cuenca a los que invitamos a la biblioteca para compartir opiniones después de la lectura de La Odisea en la edición de lectura fácil con la personas del taller “la Odisea  (personas con discapacidad intelectual) que aportaban su particular visión de la obra a través del repaso de  las aventuras de Ulises sobre un mapa en el que nos contaron sus viajes por el Mediterráneo. En nuestro afán por desarrollar nuestras propias habilidades y por comunicarnos con un entorno  más allá de nuestro propio grupo salimos al parque a hacer un reportaje con entrevistas y fotografías para luego “editar” nuestra propia revista con nuestras cosas, nuestras fotos y nuestras historias. Hay colectivos, por ejemplo los reclusos del centro penitenciario, con los que obviamente no se puede salir, pero fue sorprendente descubrir sus gustos y aficiones a través de la lectura de Caperucita en Manhattan donde solo partiendo del título ya empezamos a hablar de ciudades, viajes, conciertos e historias sin salir de nuestra sala de lectura.

Todo esto me lleva a pensar todo lo que me aporta el hecho de ser voluntaria. Humanamente es una experiencia completamente enriquecedora porque me lleva a tratar con personas tan alejadas de lo que soy yo o mi círculo de amistades y familia que me parece imposible. Siendo voluntaria he conocido a discapacitados intelectuales, personas con problemas mentales, inmigrantes, personas con diversas dependencias, reclusos y he establecido una relación con ellas, sería hipócrita por mi parte pretender que somos amigos, confidentes o que nos comunicamos todos los días, porque no es así. Yo he descubierto otras formas de vida, de ser y de existir y también he descubierto que esas personas pueden formar parte de mi vida y yo de la suya. Me he quitado el miedo a la diferencia y, aunque muchas veces no puedo evitar adoptar una actitud odiosamente paternalista, intento huir de estereotipos y establecer contactos reales que ayuden a esas personas a abrir  su mente mucho más allá de su colectivo y a mí a abrir mi mente mucho más allá de mis prejuicios y mis ideas preconcebidas.


No solo aprendo y me enriquezco en el trato con los usuarios, he conocido como voluntarios a personas realmente excepcionales, y no es halagar porque sí, es decir las cosas como son. Cualquier voluntario es o somos como cualquier persona, todos tenemos nuestros problemas, nuestros días, nuestros pensamientos y nuestras cosas, vaya. Pero o bien todo se aparca cuando atravesamos el umbral de la biblioteca o bien se olvida definitivamente cuando atravesamos el umbral de la actividad que vamos a llevar a cabo.  Sí, puedo decir que los voluntarios son personas libres, de mente abierta y generosa por eso, en el fondo, todos tenemos algo de voluntarios, y todos los voluntarios nos tenemos los unos a los otros y a nuestros usuarios y eso ensancha nuestra vida y nuestra manera de ser. 

También mis escasos conocimientos se han ampliado siendo voluntaria. Yo, que soy muy de novelón decimonónico, que solo aspiro a tener el tiempo suficiente para empezar por el primer tomo de los Episodios Nacionales y acabar por el último, he descubierto el encanto la belleza y la sabiduría que encierran los cuentos populares y las narraciones cortas; me he empezado a acercar a los álbumes ilustrados con todo lo que se esconde detrás de sus páginas; he conocido la lectura fácil; me he enterado que Roald Dahl no es un autor infantil americano sino un británico de pura cepa con grandes dosis de ironía y mala uva, si he aprendido hasta a ¡hacer manualidades! Bueno a esto no mucho, pero me esfuerzo.



No puedo decir que mira que buena mujer soy por ser voluntaria ¡es que me encanta! Soy feliz me siento bien y espero que eso sirva a las personas con las que trato tanto usuarios como compañeros, se que es triste porque parezco poco altruista, pero soy una excepción, todos los voluntarios parten de su corazón, yo es que soy más pragmática, me mueve ser feliz y lo soy y espero que todo el mundo a mi alrededor lo vea y se aproveche de ello; gracias David y  Begoña por permitírmelo y muchas gracias a todos.  

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