La ponencia que hoy presentamos tuvo lugar en Octubre de 2014, la voluntaria de Biblioteca Solidaria Julia Hernanz nos ofreció testimonio de su acción, consideramos interesante su intervención íntegramente:
POTENCIACION SOCIAL DESDE LAS BIBLIOTECAS
Programa
Biblioteca Solidaria de Castilla-la Mancha.
Octubre 2014
Buenos
días, ante todo agradecer a la organización de las jornadas la oportunidad que
me ofrecen para contar mi experiencia como voluntaria en el programa Biblioteca
solidaria de Castilla –La
Mancha.
No
se si todo el mundo llega a ser voluntario por casualidad, si uno nace o se
hace voluntario, en mi caso las circunstancias me acercaron a este programa. Un
día paso por la biblioteca para sacar un libro, veo un anuncio en el que se
habla de que se puede ser voluntario del programa biblioteca solidaria,
pregunto, pienso en lo es el programa, en lo que soy yo y compruebo que estamos
hechos el uno para el otro, la otra en este caso. La siguiente circunstancia es
que mi madre sufre, desde hace años una lesión cerebral, y ¿qué tiene esto que
ver? Pues volvemos a las circunstancias o casualidades, ella pertenece a una
asociación, esta asociación acude a leer la biblioteca, yo conozco a la
asociación y a los afectados, pues ya tengo un punto de partida.
Empiezo
a leer con estas personas con daño cerebral sobrevenido, sigo con
discapacitados intelectuales, amplío con personas que están el la planta de
salud mental del Hospital Virgen de la
Luz de Cuenca, voy también a leer con las reclusas del centro
penitenciario y leo una hora todos los jueves con un grupo de inmigrantes,
minorías étnicas, exconvictos y exdrogodependientes. Probablemente estaréis pensando: “esta mujer
es que está muy desocupá” pues quizá tendréis razón, pero como dijo una
compañera voluntaria alguna vez “ser voluntario engancha”. Por otra parte ser
voluntario conlleva un punto de egoísmo porque siempre he dicho que siendo
voluntario se recibe mucho más de lo que se da. Los colectivos con los que he
trabajado me han aportado muchas cosas: diferentes maneras de pensar,
independientemente del estado intelectual de cada persona, todo el mundo opina,
todo el mundo saca conclusiones, todo el mundo es capaz de expresar gustos o
disgustos, todos extraen conclusiones aunque a algunos, como es obvio, les
cuesta más que a otros. A partir de las lecturas, muchos usuarios reviven
tiempos pasados, recuerdan objetos hoy en desuso, profesiones antiguas o
desconocidas, conocimiento de noticias pasadas, son capaces de comunicar
pensamientos, opiniones, críticas, algunos son simplemente capaces de hablar,
lo cual, en algunos casos, ya supone muchísimo.
Partimos
de la timidez, a veces, de la prevención, de la desconfianza o el desconocimiento
y llegamos, a través de la lectura a la comunicación, al intercambio, al
aprendizaje, a la risa, a la reflexión. Hay veces que basta con que aparezca
una palabra o una idea en un texto para que se establezca un diálogo, algo
impensable en algunos colectivos. También hay veces que mis deseos van más allá
de la realidad, por qué no decirlo, sobreestimo las posibilidades de los
usuarios o su motivación hacia la lectura, pero ver como personas ingresadas
por un problema de salud mental me piden bibliografía sobre algún tema, o
recomendaciones literarias; comprobar que usuarios con discapacidad intelectual
recuerdan obras que han leído en el taller y además desarrollan gustos y
preferencias de modo que dan opiniones sobre lo que quieren o no quieren
leer; ver personas despegadas de la lectura que de pronto te piden la fotocopia
que acabamos de leer para reflexionar sobre ella, acaba con el posible
desaliento temporal, si bien es verdad que todo, en el fondo frustración y
entusiasmo todo ayuda al voluntario y al usuario también.
Para
llegar al objetivo que perseguimos usamos todo tipo de materiales: fotocopias,
yo a veces pienso que yo sola he talado ya toda la selva amazónica a base de
fotocopiar, pero me estoy enmendando; libros con letra xl para las personas con
visión reducida, libros de lectura fácil que hacen magníficas adaptaciones de
clásicos de siempre y actuales, películas para apoyar los textos; es estupendo
leer un libro y luego poder ir viendo la película porque además de fijar la
historia se establecen muchas comparaciones entre el texto y la imagen del
mismo en pantalla; power points de introducción y presentación de la lectura,
mapas donde se siguen los itinerarios de lo personajes de las obras que leemos,
revistas sobre las que hablamos, recortamos, pegamos y trabajamos, álbumes
ilustrados, murales, todo material es poco y la imaginación y el entusiasmo de
los trabajadores de la biblioteca, voluntarios y estudiantes de la universidad
que vienen a hacer prácticas hace que la lista de materiales se amplíe con cada
persona que de pronto llega y se le ocurre utilizar una cámara de vídeo, una
pizarra, un ipad o un vaso de plástico.
La
lectura amplía nuestro campo de acción y nuestras perspectivas y las de
nuestros colectivos, así es que siempre que es posible, lo normal es que no nos
quedemos en la biblioteca sino que salgamos a visitar museos y exposiciones,
salimos a charlas y conferencias, leemos en la calle, leer las leyendas de
Cuenca en los lugares en los que se desarrollan ha sido una experiencia
preciosa. También nos relacionamos con otros colectivos como los universitarios
o los socios de Ateneo de Cuenca a los que invitamos a la biblioteca para
compartir opiniones después de la lectura de La Odisea en la edición de
lectura fácil con la personas del taller “la Odisea ” (personas con discapacidad intelectual) que
aportaban su particular visión de la obra a través del repaso de las aventuras de Ulises sobre un mapa en el
que nos contaron sus viajes por el Mediterráneo. En nuestro afán por desarrollar
nuestras propias habilidades y por comunicarnos con un entorno más allá de nuestro propio grupo salimos al
parque a hacer un reportaje con entrevistas y fotografías para luego “editar”
nuestra propia revista con nuestras cosas, nuestras fotos y nuestras historias.
Hay colectivos, por ejemplo los reclusos del centro penitenciario, con los que
obviamente no se puede salir, pero fue sorprendente descubrir sus gustos y
aficiones a través de la lectura de Caperucita en Manhattan donde solo partiendo
del título ya empezamos a hablar de ciudades, viajes, conciertos e historias
sin salir de nuestra sala de lectura.
Todo
esto me lleva a pensar todo lo que me aporta el hecho de ser voluntaria.
Humanamente es una experiencia completamente enriquecedora porque me lleva a
tratar con personas tan alejadas de lo que soy yo o mi círculo de amistades y
familia que me parece imposible. Siendo voluntaria he conocido a discapacitados
intelectuales, personas con problemas mentales, inmigrantes, personas con
diversas dependencias, reclusos y he establecido una relación con ellas, sería
hipócrita por mi parte pretender que somos amigos, confidentes o que nos
comunicamos todos los días, porque no es así. Yo he descubierto otras formas de
vida, de ser y de existir y también he descubierto que esas personas pueden
formar parte de mi vida y yo de la suya. Me he quitado el miedo a la diferencia
y, aunque muchas veces no puedo evitar adoptar una actitud odiosamente
paternalista, intento huir de estereotipos y establecer contactos reales que
ayuden a esas personas a abrir su mente
mucho más allá de su colectivo y a mí a abrir mi mente mucho más allá de mis
prejuicios y mis ideas preconcebidas.
No
solo aprendo y me enriquezco en el trato con los usuarios, he conocido como voluntarios
a personas realmente excepcionales, y no es halagar porque sí, es decir las
cosas como son. Cualquier voluntario es o somos como cualquier persona, todos
tenemos nuestros problemas, nuestros días, nuestros pensamientos y nuestras
cosas, vaya. Pero o bien todo se aparca cuando atravesamos el umbral de la
biblioteca o bien se olvida definitivamente cuando atravesamos el umbral de la
actividad que vamos a llevar a cabo. Sí,
puedo decir que los voluntarios son personas libres, de mente abierta y generosa
por eso, en el fondo, todos tenemos algo de voluntarios, y todos los
voluntarios nos tenemos los unos a los otros y a nuestros usuarios y eso
ensancha nuestra vida y nuestra manera de ser.
También
mis escasos conocimientos se han ampliado siendo voluntaria. Yo, que soy muy de
novelón decimonónico, que solo aspiro a tener el tiempo suficiente para empezar
por el primer tomo de los Episodios Nacionales y acabar por el último, he
descubierto el encanto la belleza y la sabiduría que encierran los cuentos populares
y las narraciones cortas; me he empezado a acercar a los álbumes ilustrados con
todo lo que se esconde detrás de sus páginas; he conocido la lectura fácil; me
he enterado que Roald Dahl no es un autor infantil americano sino un británico
de pura cepa con grandes dosis de ironía y mala uva, si he aprendido hasta a ¡hacer manualidades! Bueno a esto no mucho, pero me esfuerzo.
No
puedo decir que mira que buena mujer soy por ser voluntaria ¡es que me encanta!
Soy feliz me siento bien y espero que eso sirva a las personas con las que
trato tanto usuarios como compañeros, se que es triste porque parezco poco
altruista, pero soy una excepción, todos los voluntarios parten de su corazón,
yo es que soy más pragmática, me mueve ser feliz y lo soy y espero que todo el
mundo a mi alrededor lo vea y se aproveche de ello; gracias David y Begoña por permitírmelo y muchas gracias a
todos.
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