Me llamo
Fausto y desde 2013 soy voluntario cultural del programa Biblioteca Solidaria
en Cuenca. Tenía la idea de dedicar parte de mi tiempo a ayudar de alguna forma
a los demás, y encontré en este proyecto que podía hacerlo apoyándome en una de
mis aficiones que es la lectura.

Dedicamos las
tardes a leer en voz alta, ya sea una novela, una poesía (que puede acabar
cantándose), un ensayo, un relato breve o un álbum ilustrado,…, haciendo
paradas a cada momento para comentar y opinar sobre lo que estamos leyendo y lo
que esto nos sugiere.
Una sesión
preparada entorno a un texto como el Lazarillo de Tormes, puede acabar meses
después en la puesta en marcha de una exposición sobre Oficios perdidos. Una
novela autobiográfica de Miguel Delibes, con el cáncer de su mujer como tema
central, puede derivar en una tarde hablando de cómo se celebraban en Cuenca las bodas en los años cincuenta, con bollos y chocolate en casa de la novia, o
con baile en “La Casa Cartón” o en “El Tubo”.

La colaboración
del centro de mayores, y desde luego la cobertura del programa Biblioteca
Solidaria, simplifican enormemente la gestión de un proyecto como este. Además
la posibilidad de reutilizar experiencias de otros talleres, junto con las
acciones formativas programadas, garantizan el correcto funcionamiento del
Club, mejorando la satisfacción de los participantes.
No obstante, tengo la impresión de que todavía podemos evolucionar con la incorporación de nuevos voluntarios que traerán nuevas ideas y otros enfoques. Para ello sería necesaria una mayor difusión del programa y del trabajo que gracias a él se viene realizando en nuestra ciudad.
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