6/10/15

Conociendo al voluntariado: Fausto


Me llamo Fausto y desde 2013 soy voluntario cultural del programa Biblioteca Solidaria en Cuenca. Tenía la idea de dedicar parte de mi tiempo a ayudar de alguna forma a los demás, y encontré en este proyecto que podía hacerlo apoyándome en una de mis aficiones que es la lectura. 

Estoy trabajando con un grupo de mayores que hemos configurado bajo la denominación de Taller de Lectura “Paseo del Huécar”.  Una vez a la semana reúnen entre 12 y 15 mujeres (solo tenemos a un hombre que actualmente por problemas de visión no puede venir) en el Centro de Mayores Cristo del Amparo. Todos los miembros del taller son buenos aficionados a la lectura, ésta se combina con canciones y conversación haciendo que las sesiones sean verdaderamente divertidas.

Dedicamos las tardes a leer en voz alta, ya sea una novela, una poesía (que puede acabar cantándose), un ensayo, un relato breve o un álbum ilustrado,…, haciendo paradas a cada momento para comentar y opinar sobre lo que estamos leyendo y lo que esto nos sugiere.
Una sesión preparada entorno a un texto como el Lazarillo de Tormes, puede acabar meses después en la puesta en marcha de una exposición sobre Oficios perdidos. Una novela autobiográfica de Miguel Delibes, con el cáncer de su mujer como tema central, puede derivar en una tarde hablando de cómo se celebraban en Cuenca las bodas en los años cincuenta, con bollos y chocolate en casa de la novia, o con baile en “La Casa Cartón” o en “El Tubo”.

Personalmente, esta es una actividad que me aporta muchas satisfacciones. Me permite conocer de primera mano la historia reciente de mi entorno contada por sus protagonistas, puesto que los debates y las tertulias se llenan inevitablemente de experiencias personales. Además percibo y me siento un humilde protagonista de la evolución experimentada en las habilidades lectoras de los miembros del club, que en muchos casos no tuvieron la suerte de ir a la escuela y todavía a pesar de su edad mantienen intactas sus ganas de aprender. Estoy seguro de que la lectura en voz alta de los textos que trabajamos, el estudio de la biografía de los autores y la revisión que hacemos del entorno social y político en que se desarrolla la acción de las historias, exigen a todos los miembros del club la activación de la memoria y la práctica de una verdadera escucha activa.

La colaboración del centro de mayores, y desde luego la cobertura del programa Biblioteca Solidaria, simplifican enormemente la gestión de un proyecto como este. Además la posibilidad de reutilizar experiencias de otros talleres, junto con las acciones formativas programadas,  garantizan el correcto funcionamiento del Club, mejorando la satisfacción de los participantes.

No obstante, tengo la impresión de que todavía podemos evolucionar con la incorporación de nuevos voluntarios que traerán nuevas ideas y otros enfoques. Para ello sería necesaria una mayor difusión del programa y del trabajo que gracias a él se viene realizando en nuestra ciudad. 


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